La frecuencia de una prueba de audición depende de varios factores. Para los adultos sanos sin síntomas, los expertos recomiendan una prueba cada dos o tres años. Sin embargo, si ya tiene problemas de audición, puede ser aconsejable someterse a pruebas más frecuentes. Los niños deben someterse a revisiones periódicas para detectar posibles problemas auditivos en una fase temprana. Las personas mayores y las que están expuestas al ruido en el trabajo deben someterse a pruebas anuales. Siempre es aconsejable consultar a un especialista si persisten los problemas de audición. Una prueba auditiva es una forma sencilla y sin complicaciones de controlar la calidad de su audición.