Diagnóstico de olores y sabores

Sólo cuando el sentido del olfato deja de funcionar se hace patente la restricción personal de la calidad de vida asociada. Muchos pacientes han tomado conciencia de ello de forma muy desagradable durante la pandemia de coronavirus. El olfato es importante para advertirnos del peligro, pero también lo es para la comunicación interpersonal y la ingesta de alimentos.

Cuando inhalamos por la nariz, pequeñas moléculas son transportadas a la mucosa olfativa situada en el techo de los senos paranasales. Si el sentido del olfato funciona a pleno rendimiento, se pueden distinguir más de 10.000 entre sí.

El sentido del olfato disminuye con la edad a partir de los 40 años. Independientemente de la edad, las enfermedades víricas (infecciones Covid-19), los pólipos, las enfermedades inflamatorias de la nariz, la enfermedad de Alzheimer, los tumores cerebrales o incluso las lesiones en la base del cráneo pueden provocar una disminución del sentido del olfato. El alcance de la alteración olfativa puede medirse mediante una prueba de olores con sustancias olfativas definidas.

El sentido del gusto se distingue del sentido del olfato. Los sabores salado, ácido, amargo o dulce se perciben en la lengua. Aunque se pierda el sentido del olfato, estos sabores pueden seguir percibiéndose. El sentido del gusto se pone a prueba aplicando sustancias aromatizantes en la lengua.